Un médico-cirujano quiteño no imaginó que los amigos que hizo en un rave, en Quito, cambiarían –para mal– su vida. Amenazas, crimen organizado y hostigamiento lo aquejan. Conozca su relato.
Todo empezó hace dos años, cuando Sebastián (nombre protegido) conoció el mundo del rave —las fiestas de música electrónica— en Quito.
“Si uno cree que Quito es pequeño, ese mundo de los raves es aún más pequeño; todos se conocen”, relata el cirujano, quien ha vivido un viacrucis desde que conoció a un DJ en una de esas fiestas.
“Por un amigo en común me presentaron a esta persona, y luego empezamos a salir bastante. Por mi carrera no he tenido muchos amigos, y sentí una gran conexión de amistad con él. Conversábamos de temas interesantes y, como era DJ, me presentaba gente y amigas”, cuenta Sebastián, sobre el inicio de una amistad que terminó convirtiéndose en una historia de terror.
El vínculo se mantuvo, pese a que el círculo cercano de Sebastián le advirtió que su nuevo amigo no tenía buenas intenciones. Cuando salían —recuerda— era él quien siempre invitaba. “Íbamos a un restaurante, él (el DJ) solo se compraba un agua y se tomaba muchas fotos. Que yo siempre pagara empezó a molestarme”, confiesa el médico, quien con menos de 40 años ha vivido tiempos de gran tensión.
12.000 dólares y Los Lobos como cobradores
A los seis meses de conocerse, el DJ le propuso presentarle a un amigo diseñador gráfico para mejorar la imagen de su consultorio. Fue entonces cuando la vida de Sebastián dio un giro drástico.
“Me dijeron que me iban a presentar una proforma. Ahí empezaron las vivezas que no me gustaron”, recuerda. El costo del trabajo sería de 12.000 dólares.
El diseñador era incumplido, llegaba borracho o bajo efectos de sustancias al consultorio, e incluso organizaba fiestas en el lugar. Por eso, Sebastián decidió no continuar y le pagó 3.000 dólares. “Eso, aunque nunca firmé nada formal. Por amistad no regateé ni un centavo”, dice.
Después de eso, Sebastián se alejó tanto del diseñador como del DJ.
“Cuando ya no pudo aprovecharse, me contactó un amigo suyo, miembro de la banda de los Lobos, para cobrarme. Yo ya conocía a esa persona; se dedicaba a limpiar (desmantelar) carros”, relata.
Sebastián intentó hablar con su examigo, pero este le pidió que se reunieran en persona. “Pensé: yo no me voy a meter en la boca del lobo”.
“Desde entonces empezaron las amenazas y el acoso, con números de otros países. Pero la Policía me dice que no hay nada que lo vincule directamente a él”, asegura el médico.
Según la Policía Nacional, no existen pruebas contra el DJ, ya que las amenazas mencionan una deuda de 12.000 dólares, pero no identifican a personas concretas.
Una deuda “comprada” por los Lobos y un secuestro en Colombia
Ante las constantes amenazas, Sebastián acudió a un abogado, quien le recomendó “negociar” con integrantes de los Lobos de rangos más altos, que le “comprarían la deuda” —es decir, cobrarían dinero a cambio de que los acosadores lo dejaran en paz—. Pagó 5.000 dólares, pero nada cambió.
En febrero de 2025, durante un viaje a Medellín (Colombia), Sebastián se reencontró con una conocida de los raves a los que asistía con su examigo. Allí, lejos de Ecuador, volvieron a recordarle la supuesta deuda de 12.000 dólares. “Volví a Quito y reclamé a quien me compró la deuda, porque ni fuera del país puedo estar en paz”, cuenta.
El episodio más grave ocurrió meses después, en Cali (Colombia). Sebastián conoció a una mujer y la llevó al lugar donde se hospedaba. Aunque dudaba en volver a confiar en la gente, dice que las cosas parecían normales, y acordaron volver a verse al día siguiente.
La mujer llegó acompañada de hombres armados. Sebastián pensó que se trataba de un robo, pero pronto entendió que el motivo era la supuesta deuda en Ecuador. Le exigían dinero en pesos colombianos, equivalentes a 12.000 dólares.
Durante el secuestro, explicó su situación mientras lo mantenían retenido y robaban sus pertenencias. Finalmente, los agresores se marcharon tras recibir una transferencia de dinero.
En total, la “amistad” le costó cerca de 16.000 dólares al médico, quien hoy dice estar arrepentido de haber confiado en aquel DJ del mundo del rave.“A veces no nos damos cuenta con quién nos estamos relacionando, a quién dejamos entrar a nuestras vidas y a nuestras casas”, reflexiona Sebastián.
Médicos son estudiados y extorsionados
Tras lo sucedido, Sebastián conversó con otros colegas quienes han vivido situaciones similares: supuestas amistades, hostigamiento y amenazas.
Los gremios médicos ecuatorianos han denunciado una alarmante ola de extorsiones que afecta a profesionales de la salud en distintas partes del país. Los médicos —especialmente quienes cumplen su año de servicio rural— están siendo “estudiados” y vigilados por grupos delictivos que recopilan información sobre sus lugares de trabajo, horarios, salarios y familias, para luego extorsionarlos mediante amenazas o exigencias de dinero.
Según la Policía Nacional, hay hospitales públicos en los que se han detectado redes que incluso accedieron a bases de datos internas para obtener información personal de los médicos, lo que les permitió enviar mensajes intimidatorios y exigir sumas que van desde 100 hasta 5.000 dólares.
En zonas rurales, los profesionales denuncian la presencia de grupos armados que cobran “vacunas” semanales a cambio de permitirles trabajar con tranquilidad.
El problema ha escalado al punto de que varios médicos han solicitado su traslado o han abandonado sus puestos por temor a ser víctimas de secuestro o asesinato. El caso del joven médico rural asesinado en El Empalme en 2024 encendió las alarmas sobre la falta de seguridad para el personal sanitario.
Los gremios médicos han exigido al Ministerio de Salud Pública y al Ministerio del Interior la creación de protocolos de protección y respuesta rápida, así como la implementación de un sistema que permita denunciar sin represalias.(AVV)“Mi mayor error fue confiar muy rápido”, Sebastián (nombre protegido), médico amenazado.
“Si esto llega a escalar sí pensaría irme del país, pero de médico especialista sería imposible conseguir un trabajo en otro lado, porque debería estudiar desde cero”, Sebastián (nombre protegido), médico amenazado.En lo que va de 2025, más de 50 denuncias formales por extorsión han sido presentadas por médicos rurales.La Federación Médica Ecuatoriana ha registrado más de 200 amenazas a médicos. TOME NOTA: Si es víctima de extorsión llame al 1800 DELITO o presente una denuncia ante la Fiscalía

