El sobreendeudamiento en Ecuador alcanza niveles alarmantes: 4 millones de personas están en mora y cada una carga con hasta 13 créditos. La compra de alimentos a crédito creció un 46% en el último año, reflejo de una economía doméstica que sobrevive en cuotas y de un marco legal que aún no ofrece una “segunda oportunidad” a los deudores.
En Ecuador, miles de familias ya no solo difieren la compra de una refrigeradora o un televisor. Ahora también compran el pan, la leche y los huevos a crédito. Según un estudio de la firma Kantar, citado por Defensa Deudores Ecuador, el uso de crédito para adquirir productos de consumo inmediato —como los del supermercado— aumentó 46% en un año.
“El pan se acaba en una semana, pero la deuda dura tres o seis meses. Muchas familias ecuatorianas están comiendo en cuotas”, lamenta César Coronel Garcés, gerente general de Defensa Deudores Ecuador.
Este fenómeno, que hasta hace pocos años parecía impensable, se ha convertido en uno de los rostros más visibles de una crisis silenciosa: la del endeudamiento cotidiano.
4 millones de ecuatorianos en mora
De acuerdo con la Superintendencia de Bancos, alrededor de cuatro millones de ecuatorianos están en mora con algún tipo de deuda, es decir, no han podido pagar a tiempos sus obligaciones y acumulan atrasos. Muchos tienen entre 8 y 13 créditos activos, y tres de cada diez presentan una calificación mala o pésima en el buró de crédito. Desde un teléfono celular, pasando por la ropa y hasta los alimentos para la semana, se pagan en cuotas y con crédito.
La causa no es solo el consumismo, sino una mezcla de factores estructurales y humanos: desempleo, informalidad, enfermedades catastróficas, pérdida de fuentes de ingresos, inseguridad y paros nacionales que han paralizado la economía.
“El endeudamiento no distingue estrato social. Afecta al estudiante, al comerciante, al emprendedor, al empresario y al profesional”, subraya Cindy Aguiar, directora del Centro Integral de Asistencia Legal (CIAL) de la Universidad de las Américas.
Aguiar advierte que muchas personas terminan atrapadas en un ciclo imposible: diferir los gastos básicos para luego acumular intereses impagables. “Es una bola de nieve que asfixia”, dice.
Los juicios por deudas colapsan los tribunales
El sobreendeudamiento ya se refleja en los juzgados. Entre enero de 2023 y agosto de 2025, el Consejo de la Judicatura registró:
- 616.996 procesos de cobro de pagaré, más del 60% de todos los juicios por deudas.
- 135.549 concursos de acreedores.
- 79.474 procesos de cobro de dinero.
- 65.361 cobros de letra de cambio.
- 57.286 cobros por facturas o documentos comerciales.
Estos números no solo muestran la magnitud del problema, sino también la falta de herramientas legales para los deudores de buena fe.
Coronel asegura que las normas actuales son insuficientes para proteger a los ecuatorianos que enfrentan crisis personales o económicas. “Hoy en Ecuador, un delincuente tiene más protecciones que un deudor”, denuncia.
Por eso, durante el foro “Sobreendeudamiento en Ecuador: reformas urgentes para una segunda oportunidad”, realizado en Quito, expertos plantearon que si el país avanza hacia una nueva Constitución, se incluya el derecho del deudor a una segunda oportunidad, inspirado en modelos como los de Chile, España, Colombia o Estados Unidos.
Esa legislación permitiría que las personas en insolvencia, no por dolo, sino por necesidad, puedan renegociar sus deudas, acceder a plazos más largos, condonaciones parciales o simplemente volver a empezar sin perderlo todo.
Comer en cuotas no puede ser la nueva normalidad
El abogado chileno Ricardo Ibáñez, fundador de Defensa Deudores Chile, explicó que su país cuenta desde 2014 con una Ley de Reemprendimiento, que ha permitido que miles de personas y empresas se reintegren a la economía formal tras quedar sobreendeudadas.
“La clave está en desestigmatizar al deudor honesto y crear espacios de conciliación. No se trata de castigar, sino de reinsertar”, dijo.
En Ecuador, ese debate recién empieza. Y mientras tanto, millones de familias siguen ajustando sus presupuestos para sobrevivir al día, pagando en cuotas la comida de la semana.
Los expertos coinciden en que la educación financiera es tan urgente como una ley de alivio. Desde el hogar hasta las aulas, entender cómo administrar el dinero, los intereses y los plazos podría marcar la diferencia entre una familia solvente y otra endeudada
Entre las propuestas expuestas en el encuentro destacan:
- Reforma a la Ley de Alivio Financiero.
- Condonación de créditos estudiantiles e incobrables.
- Prohibición constitucional del “anatocismo camuflado” (intereses sobre intereses).
- Protección del salario y la vivienda familiar.
- Impulso a mecanismos pre-judiciales de conciliación.
“Estas medidas no buscan eximir responsabilidades, sino dar una segunda oportunidad a quienes quieren pagar, pero ya no pueden más”, afirmó Coronel.
Ecuador vive hoy una paradoja: la deuda se ha vuelto parte de la rutina, pero la ley aún no protege a quienes se ahogan en ella. Comer en cuotas no debería ser una forma de vida, sino una señal de alerta de una economía que necesita más oportunidades, más educación financiera y menos castigo al deudor de buena fe.
Porque al final, como resume Aguiar, “las familias ecuatorianas no quieren dejar de pagar: quieren volver a respirar”. (JS)