Desde que se eliminó el subsidio al diésel, y con 22 días de paro indígena de por medio, el riesgo país ha pasado de 689 a 864 puntos. Este aumento de 175 puntos se da, a pesar del apoyo del FMI y el anuncio de un nuevo desembolso de $600 millones. ¿Por qué la economía ecuatoriana sigue siendo una de las más riesgosas de América Latina?
Según los últimos datos disponibles del Banco Central del Ecuador (BCE), el riesgo país se ubicó en 864 puntos con corte al pasado viernes 10 de octubre de 2025. Así, desde que se hizo efectiva la eliminación del subsidio al diésel, es decir desde el pasado 13 de septiembre, el riesgo país ha pasado de 689 a 864 puntos.
En otras palabras, este indicador, que mide la capacidad de una economía de hacer frente al pago de sus deudas y obligaciones, ha aumentado 175 puntos en medio de un paro indígena que ya llega a los 22 días.
A pesar del reciente anuncio de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó la tercera revisión del acuerdo de financiamiento con Ecuador, y que eso viabiliza el desembolso de un crédito adicional de $600 millones, la economía nacional sigue siendo una de las cuatro más riesgosos de América Latina, solo superada por Venezuela, Bolivia y Argentina.
“Organismos multilaterales como el FMI han defendido la decisión del Gobierno de Daniel Noboa de eliminar el subsidio al diésel, e incluso ha felicitado la recuperación económica de 2025, pero la creciente conflictividad política y social, con un paro que se alarga, y un precio de petróleo a la baja, generan preocupaciones sobre una economía ecuatoriana que está perdiendo $7 millones diarios en provincias como Imbabura y Carchi. Desde fuera, se ve al Ecuador como una economía poco confiable porque varios sectores defiende subsidios que no han sacado a nadie de la pobreza, en lugar de discutir cómo hacer que la gente produzca y viva mejor en sector como el campo”, acotó Andrés Rodríguez, economista.
En este contexto, la ministra de Economía, Sahira Moya, llegará el próximo viernes 17 de octubre de 2025 a Washington para participar en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial.
Moya mantendrá encuentros con organismos multilaterales, pero sin agenda con inversionistas, según explicó el periodista y analista económica independiente Sebastián Angulo, a través de su boletín diario Diligence.
“El viaje de Moya ocurre en un punto de equilibrio delicado: mientras el FMI elogia el cumplimiento fiscal y las reformas, las protestas por los subsidios ponen a prueba la capacidad política del Gobierno para sostener el programa. Washington verá a una ministra con buenos números, pero un país con las calles agitadas”, aseguró Angulo.
Mantener la eliminación del subsidio al diésel es vital no solo para reducir el ritmo de endeudamiento público, que ya suma $85.000 millones en Ecuador, sino también para volver a la economía ecuatoriana más atractiva para los inversionistas y con más espacio para financiarse de manera independiente en los mercados internacionales sin depender tanto de multilaterales como el FMI.
Según exministros de Economía como Mauricio Pozo y Fausto Ortiz, la eliminación del subsidio al diésel era inevitable y necesaria. La estructura de gasto público en Ecuador, tal como está actualmente, es inviable sin la economía no crece a tasas altas (5% o más) y se impulsa una producción más competitiva.
“El debate debería ir sobre dónde es mejor y genera más beneficios el gasto público y no en mantener subsidios que en 50 años no han sacado a la gente de la pobreza”, concluyó Rodríguez.
Si Ecuador quiere depender menos del FMI, la condición insustituible es reducir su déficit fiscal, ordenar de manera sostenible sus finanzas públicas, hacer reformas estructurales, buscar que su economía crezca al menos más del doble de su ritmo histórico del 2% anual. (JS)

