Casi cuatro de cada diez hogares en Ecuador son de una o dos personas. Esto ha cambiado la forma en que consumimos, los negocios que prosperan y los que se apagan, e incluso cómo se planifica la vivienda, la educación y los servicios de salud.
Imagina una escena cotidiana en cualquier supermercado de Quito o Guayaquil. Antes, el carrito rebosaba de fundas de arroz de 10 libras, packs de 24 yogures y detergente en tamaño gigante. Hoy, lo común es ver canastas con paquetes pequeños de galletas o un par de filetes de pollo en bandeja. Esa es la radiografía del Ecuador actual: el 40% de hogares está formado por una o dos personas, según datos de Kantar.
El cambio es estructural. En 2001, apenas el 22% de los hogares eran pequeños; en 2010, el 28%; en 2022, ya el 37%. En paralelo, el tamaño promedio del hogar cayó de 4,2 a 3,2 integrantes en dos décadas. Y detrás de esas cifras está el derrumbe del matrimonio como institución central, el aumento sostenido de divorcios y una tasa de natalidad a la baja y por debajo del reemplazo poblacional (1,8 hijos por mujer).
“Es un fenómeno demográfico que ya está pasando, no es que va a pasar. En 20 años el tamaño promedio del hogar se redujo un 25% y eso cambia por completo cómo funciona la sociedad y la economía”, explica David Vera, docente de la facultad de Business School de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
Menos volumen de consumo, más gasto por visita
La transformación del hogar redefine el consumo. Los ecuatorianos solos o en pareja ya no compran al por mayor: evitan el desperdicio y priorizan la practicidad. Esto tiene consecuencias directas:
- El ticket promedio de compra subió 13% en un año, de $7,45 en 2024 a $8,45 en 2025.
- Pero la frecuencia de compras cayó 9%, golpeando fuerte a las tiendas de barrio, que hasta 2019 se llevaban el 30% del consumo de la canasta de productos masivos en Ecuador y ahora solo llega al 16%.
“El heavy comprador en supermercados ya no es una familia con hijos, sino un hogar pequeño. Y casi no hay empaques pensados para ellos”, advierte Miguel de la Torre, de Kantar Ecuador.
Familia de uno o dos miembros: un consumidor invisible para las marcas
Aunque los hogares pequeños cada vez son más, la publicidad ecuatoriana le sigue hablando a la familia tradicional de cuatro miembros. Esto desconecta a millones de consumidores que viven solos o en pareja.
Este “consumidor invisible” exige nuevas narrativas de marketing, empaques de porciones reducidas, promociones más flexibles y canales adaptados. Hoy un consumidor promedio visita nueve canales al año: supermercados, Tuti, farmacias, ferias, carnicerías, panaderías, venta por catálogo, entre otros. La diversificación es la regla.
De las guarderías a las veterinarias: qué sectores ganan y cuáles se apagan
El fenómeno no solo cambia el carrito de compras, también está reconfigurando sectores enteros en la economía:
- Educación: con un 25% menos de nacimientos en los últimos años, se proyecta que guarderías y colegios privados (la caída ya ha empezado, pero todavía es menor) pierdan estudiantes, mientras que las universidades enfrentarán en dos décadas una matrícula reducida.
- Mascotas: Quito ya registra más mascotas que jóvenes entre 6 y 17 años. El boom del “hijo de cuatro patas” impulsa negocios de comida, grooming, veterinarias y guarderías caninas.
- Delivery y comida lista: cocinar para uno o dos resulta menos atractivo; el delivery y la comida preparada se disparan.
- Economía plateada: el envejecimiento poblacional anticipa demanda en salud, cuidados, entretenimiento y seguros adaptados a adultos mayores.
“Si hoy están cerrando guarderías por falta de niños, mañana veremos guarderías de perros creciendo. Esa es la magnitud del cambio”, reflexiona Vera, al comparar la caída de nacimientos con el boom de mascotas en ciudades como Quito.
Vivienda, movilidad y trabajo: una ciudad distinta
En el sector inmobiliario también refleja este cambio: crece la demanda por suites y departamentos pequeños, mientras los proyectos para familias grandes pierden protagonismo. En movilidad, se proyecta menor venta de autos grandes y más preferencia por vehículos pequeños, transporte público mejorado y servicios de micromovilidad.
En el trabajo, la generación de hogares pequeños prioriza el equilibrio vida-trabajo por sobre el salario alto, apuntó Vera. Eso tiene el potencial de acelerar el auge del teletrabajo, oficinas flexibles y emprendimientos personales ligados a la digitalización y servicios de nicho.
El reto para empresas y Estado
Ecuador sigue en bono demográfico (todavía tiene más personas en edad de trabajar que jubilados), pero en menos de diez años el envejecimiento será evidente. “Con hogares más pequeños y menos hijos, los sistemas de salud, educación y seguridad social deberán reinventarse. Se hace cada vez más urgente que se concreten ya reformas laborales, del sistema de pensiones, del acceso al crédito, entre otros. Si no se hace nada, el problema será grande en pocos años”, aseveró Patricia Burbano, economista y emprendedora.
En lo empresarial, las oportunidades están en nichos especializados, empaques pequeños, experiencias personalizadas y economía digital. El riesgo es no ver al nuevo consumidor y seguir hablando al modelo de familia que ya dejó de ser mayoritario.
El envejecimiento y la reducción del tamaño familiar también alcanzan al sistema de salud y al mercado asegurador. Con más adultos mayores y menos jóvenes aportando, los seguros médicos tenderán a encarecerse aún más, mientras que la seguridad social enfrentará mayor presión para sostener las pensiones y los servicios médicos. Al mismo tiempo, crecerá la demanda de cuidados formales, desde asistencia domiciliaria hasta servicios geriátricos.
Los sistemas tradicionales de sustento en la vejez, que están relacionados con el cuidado y hasta la ayuda económica de los hijos, se convertirá en minoritario cuando se jubilen en el futuro los miembros de las familias pequeñas en Ecuador.
“Esto obliga a repensar los incentivos y la educación para el ahorro y la inversión en el país. También se debe fomentar el mercado de valores, a través de una reforma legal. De lo contrario, habrá una masa creciente de gente sin redes de apoyo familiar y que es más propensa a necesitar más servicios e incluso subsidios del Estado”, dijo Carlos Díaz, economista.
“La conclusión es clara, de acuerdo con Burbano, Ecuador ya no es un país de familias numerosas. Es un país de hogares pequeños, de vidas solitarias o en pareja, que consumen distinto, sueñan distinto y obligan a pensar distinto la economía. Quien no se adapte, quedará atrás. (JS)

